Te derramastes anoche como una fuente, sangrando lágrimas de plata, hubo manos, brazos, pies que te agarraron y otras bocas sellaron tu dolor, pero en ninguno de los casos, la afortunada fui yo..
1 comentario:
Anónimo
dijo...
seguro que no eres la afortunado, por tus palabras eran tus manos, tus brazos y tus pies los que sellaron tu dolor
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seguro que no eres la afortunado, por tus palabras eran tus manos, tus brazos y tus pies los que sellaron tu dolor
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