Se apagó la luz de mis ojos en tu languidecer eterno,
llora mi alma tu ausencia en silencio,
mientras espero la hora en que me cojas de la inerte mano
y recorramos el camino…
Otros tiempos vendrán a mi recuerdo,
la infancia dormida me arrastrará
a la fragancia de tu ser que tanto anhelo,
solo entonces volveré a encontrarme en tu mirada,
de hombre cansado,
de una guerra perdida en frías batallas por Madrid…
Volveremos a regar olivos de plata,
a canturrear en silencio
mientras carreteamos con cántaras vacías…
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